Una gran virtud
Estar en una niebla mental. Estar parada sobre una nube. Estar.
Estar en silencio, no pudiendo responder mensajes de mis amigos. Estar
Estar en el presente, entendiendo el pasado, no en la mente: en el cuerpo. Estar.
Estar con el ceño fruncido, la boca seca del frío, pensar que quiero un té y aún así quedarme quieta escribiendo. Eso hago cuando me toma el impulso y tengo que escribir o registrar un momento.
Este blog es una suerte de ensayos, ejercicios, experimentos, poemas y confesiones muy desordenado para algunos (esa es mi perspectiva, en verdad), pero que representa para mi un espacio único de expresión. De mi expresión.
Mi forma. Mi manera. Mi tono.
En cada registro puedo advertir una emoción, un cambio, una perspectiva, una imagen, algo que me atraviesa.
Siempre me pregunté, ¿por qué tengo que elegir un tema para hablar? El mundo es más grande. Me cansé de escuchar cosas como: tenés que especializarte en algo, una cosa y no salir de ahí. Yo me aburro cuando estoy en esas cajas, me quiero ir corriendo como novia fugitiva.
De repente hoy, indagando en cuestiones de mi existencia y crisis de salud de los últimos 3 o 4 años, empecé a ver que mi cuerpo, mi mente, todo en mi estaba buscando darme pistas de algo que lleva más tiempo adentro.
Ahora estas pistas me llevan a entender a la Flor de 11 o 12 años, por ejemplo, que quería entender qué le pasaba. Que de repente en el colegio dejó de querer copiar la tarea, por meses enteros, y soñaba despierta en clase. Los adultos fueron duros con mi falta de concentración, con mi nueva forma de ser. Me ha costado mucho ser organizada, he construido sistemas de los que no fui consciente hasta hoy.
Todavía no sé si pueda ponerle una palabra a esto, porque estoy empezando a ver y a buscar quien pueda ayudarme a nombrar lo que sucede en mi.
Pero no es esto un símbolo de debilidad o una cosa que está mal adentro y hay que arreglar. Es simplemente: entender un aspecto más de mi persona para poder vivir lo mejor que pueda en este mundo. Así de caótico, de apocalíptico como se ve.
Sigo con la boca seca. Tengo tantas ganas de escribir esto, que se me dificulta pararme. Se me acalambró una pierna. Me tengo que ir a dormir. Pero necesito registrar esto. Porque esto también es parte de mi. Esto me pasa más de lo que he querido admitir a lo largo de los años. Logro hacer un foco increíble en cosas que me gustan, como escribir que además es algo que me permite ver lo que a veces no quiero: quién soy en realidad.
Y cómo hago para sostener ese ser en un mundo que nos pide opacarnos, apagar todo en nosotros, igualarnos en moda, estilo, formas de pensar o, por el contrario, dividirnos.
Siempre me sentí sapo de otro pozo. Ahora creo que empiezo a ver el motivo.
Quizás sólo tenía que saltar al pozo correcto o a los pozos, donde ser como soy no fuera un problema. Más bien, fuera una gran virtud.
Y eso es: una gran virtud.